Poniendo las cosas en su debido lugar...
Pruebas documentales... (o la historia, pero en serio)
Tte. 2º FACh Werner Martínez Giesen
Sin duda que los lectores de El Observador Aeronáutico sabrán apreciar tanto como lo hice yo mismo los siguientes documentos. La serie de imágenes que se publica a continuación pertenece a la familia del teniente 2º de la FACh don Werner Martínez Giesen, fotos que me fueron facilitadas con gran gentileza y prontitud por la hija de dicho oficial, la señora Ana María Martínez Jacomet.
Esta es una de las tapas del motor del Vultee
La familia del oficial Martínez ha confiado dichas fotografías a este blog para su adecuada difusión y para contribuir a poner las cosas en la debida perspectiva histórica en relación con el avión Vultee BT-13A aparecido en Costa Rica. Sin duda que este valiosísimo material ratifica las versiones que hemos consignado en anteriores reportes, y en particular los relatos hechos llegar a El Observador Aeronáutico por el colega y amigo Carlos Mazzali, de Costa Rica, y debería ayudar a un pronunciamiento oficial de las instituciones pertinentes. Vamos viendo.
La imagen de arriba corresponde muestra un documento oficial de la Embajada de Chile en Costa Rica, hoja en la cual se ha anexado el original de la placa de fábrica del avión. Nótese debidamente el corcheteado de la placa al documento y la sombra proyectada en el papel. Ergo, este verdadero certificado de nacimiento del aeroplano no está en los restos encontrados actualmente, y es una pieza clave para reafirmar la identidad del aparato y la coincidencia de fechas y de lugar. Aparece claramente que la embajada chilena fechó dicho folio el 14 de agosto de 1963. En la placa consta que el avión es el Vultee BT-13A, número de construcción 9998, número de serie 42-42886, entregado al USAAC en calidad de nuevo el 5 de abril de 1943.
Detalle de la placa de fábrica del avión, obtenida in situ y perdida seguramente entre los documentos diplomáticos chilenos de la época
Más decidor es el documento original que se muestra arriba. Es parte de la primera página de una serie de papeles en poder de este blog en la cual se da cuenta de las tramitaciones diplomáticas habidas en 1963 a propósito del descubrimiento de los descendientes del teniente Martínez. Esta acta de las actividades realizadas en el terreno del accidente fue extendida por el Departamento Político de la Dirección Política de la Embajada chilena en Costa Rica en agosto de 1963. Los representantes diplomáticos nacionales en dicho país arribaron por tierra al lugar de los hechos el domingo 11 de agosto de 1963 por la mañana, constatando y levantando testimonio acerca del lugar exacto de la caída del Vultee, del estado de los restos, las horas que marcaban los relojes del aparato, el estado y contenido de los estanques de líquidos, estado y niveles de presión de los neumáticos, etc. La cabina estaba cerrada, hecho que hizo presumir que los cadáveres estaban adentro aún, pero el cockpit estaba, finalmente, vacío. El documento termina con un detalle circunstanciado de la geografía del lugar, y nombra a los policías locales que acompañaron la diligencia. Suscribe don Pedro Montero Fehrman, embajador de Chile en ese año.
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