Nuevo avión para Carabineros
Beechcraft para la Prefectura Aeropolicial
El Mercurio de hoy día 15 de mayo informa interesantes novedades en los esfuerzos de Carabineros de Chile por equiparse con un avión para cumplir el rol de vigilancia especializada. Esta vez la noticia nos dice que el elegido sería un bimotor turbohélice Beechcraft B200 King Air, el que debería ingresar a las filas a fines del presente año.
Llama la atención que esta vez la institución se haya decidido por un aparato "no-Cessna", habida cuenta de que la vez anterior, en el fallido proceso de adquirir un jet ejecutivo para servir el mismo rol, el aparato elegido había sido un Citation Jet CJ1 gestionado por la empresa Aeroservicio, representante de la Cessna en Chile. En la misma línea, recordemos que la totalidad de aviones en uso tanto por la Prefectura Aeropolicial como en el club aéreo de Carabineros son originarios de la Cessna (incluso de negocios relativamente recientes, como el Grand Caravan (CC-LLT) y el Citation 550 Bravo (CC-LLM) , y que el único avión "extraño" es un Piper PA-31T Cheyenne II (C-51) comprado de segunda mano.
Independientemente del hecho de quién tuviera la razón en las causas de la frustrada habilitación y certificación del CitationJet como avión de vigilancia, no deja de llamar la atención que esta vez los policías hayan ido por un turbohélice y no por un reactor ejecutivo (sobre todo teniendo en cuenta lo reciente del fracasado negocio con Aeroservicio), elección que sin duda debió haberse basado en un acabado estudio de "requerimientos de alto nivel": ¿qué aspectos habrán cambiado en estas pocas semanas entre uno y otro negocio? Interesante. No puede dejar de considerarse, en el mismo sentido, que cualquier compra de elementos aéreos para Carabineros es un evento de no general ocurrencia.
Como sea, y a primera mirada, una muy buena adición para las filas de la aviación policial, de un aparato civil de comprobadas prestaciones en el área de la vigilancia (incluso con variantes de extendida aplicación militar), y con una extendida red de servicios. Ahora, si es que la información es correcta, más de 7 millones de dólares es mucha plata -a no dudarlo-, aunque buena parte de ese dinero debería ir al proceso de modificación y equipamiento especializado, probablemente la mitad o algo menos del total. Esto, en el caso que el avión sea adquirido de fábrica, lo que está por verse. En todo caso, ¿cuáles habrán sido las alternativas estudiadas?; seguro averiguaremos algo más al respecto.
Actualización: la entrega oficial del avión a Carabineros, 9 de abril de 2009.
Llama la atención que esta vez la institución se haya decidido por un aparato "no-Cessna", habida cuenta de que la vez anterior, en el fallido proceso de adquirir un jet ejecutivo para servir el mismo rol, el aparato elegido había sido un Citation Jet CJ1 gestionado por la empresa Aeroservicio, representante de la Cessna en Chile. En la misma línea, recordemos que la totalidad de aviones en uso tanto por la Prefectura Aeropolicial como en el club aéreo de Carabineros son originarios de la Cessna (incluso de negocios relativamente recientes, como el Grand Caravan (CC-LLT) y el Citation 550 Bravo (CC-LLM) , y que el único avión "extraño" es un Piper PA-31T Cheyenne II (C-51) comprado de segunda mano.
Independientemente del hecho de quién tuviera la razón en las causas de la frustrada habilitación y certificación del CitationJet como avión de vigilancia, no deja de llamar la atención que esta vez los policías hayan ido por un turbohélice y no por un reactor ejecutivo (sobre todo teniendo en cuenta lo reciente del fracasado negocio con Aeroservicio), elección que sin duda debió haberse basado en un acabado estudio de "requerimientos de alto nivel": ¿qué aspectos habrán cambiado en estas pocas semanas entre uno y otro negocio? Interesante. No puede dejar de considerarse, en el mismo sentido, que cualquier compra de elementos aéreos para Carabineros es un evento de no general ocurrencia.
Como sea, y a primera mirada, una muy buena adición para las filas de la aviación policial, de un aparato civil de comprobadas prestaciones en el área de la vigilancia (incluso con variantes de extendida aplicación militar), y con una extendida red de servicios. Ahora, si es que la información es correcta, más de 7 millones de dólares es mucha plata -a no dudarlo-, aunque buena parte de ese dinero debería ir al proceso de modificación y equipamiento especializado, probablemente la mitad o algo menos del total. Esto, en el caso que el avión sea adquirido de fábrica, lo que está por verse. En todo caso, ¿cuáles habrán sido las alternativas estudiadas?; seguro averiguaremos algo más al respecto.
Actualización: la entrega oficial del avión a Carabineros, 9 de abril de 2009.